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sábado, 16 de julio de 2011

Acá lo tienen

Por Cristian Dellocchio
El 30 de marzo de este año, en San José, se producía una letal combinación entre un partido aburrido y un horario de transmisión trasnochador. Argentina y Costa Rica empataban sin goles a altas horas de la noche, y obligaban a que interceda la imaginación de cada uno para no rendirse ante la almohada.
       En ese auxilio imaginario que evitaba el triunfo del sueño, se hacía presente la reacción del público costarricense que reclamaba la presencia en el campo de juego de un Lionel Messi que quedaba en el banco. ¿No querría uno, hincha de su seleccionado, que el rival llegue siempre diezmado y así vencer, o tener más chances de hacerlo, todas las veces? Si dieran a elegir a espectadores, jugadores y técnico argentinos entre la posibilidad de que Brasil viniese a jugar al Monumental sin su máxima figura, ¿no daríamos el sí acaso sin pensarlo? Más próximo en el tiempo, hasta la ausencia del hace poco ignoto Joel Campbell hubiera alivianado a más de un argentino en la previa del partido perteneciente al Grupo 1 de Copa América entre la selección de Sergio Batista y la de Ricardo Lavolpe.
Antes del comienzo del partido, el cariño del público cordobés hacia el diez argentino quizá auguraba semejante devolución futbolística del crack. En el último encuentro, tras el empate frente a Colombia, el equipo se había retirado abucheado en Santa Fe, en una de las seguramente pocas o tal vez única triste salida de una cancha en la carrera de Messi, que ni antes ni después recibió ovación alguna. Ahora, enfrente estaba Costa Rica que tenía la posibilidad de eliminar a Argentina de su propia copa y así, asegurar su clasificación. Esta vez, ¿querrían que juegue el mejor del mundo, como en aquel amistoso?
Terminó el partido. Argentina 3, Costa Rica 0. El crack de Barcelona resignó la búsqueda de un gol albiceleste que parece serle esquivo para dedicarse a asistir constantemente a sus compañeros. Totalizó 60 pases en la mitad de cancha rival, con un 93% de efectividad. Dos asistencias terminaron en gol, y otras seis de neto peligro no pudieron ser aprovechadas por los delanteros. Hasta, una vez terminado el partido, abanderó una discusión estéril con el árbitro por la tarjeta amarilla que dejará afuera del próximo choque a Ezequiel Lavezzi, exponiendo su calidad de compañero y por qué no, vislumbrando un proyecto de líder.
Ya con el diario del lunes, o del miércoles mejor dicho, el equipo de Lavolpe pasó de ser verdugo argentino a quedar eliminado de la copa. Costa Rica pertenece a un estilo centroamericano que se parece en algunos aspectos al fútbol africano, fútbol alegre, fútbol puro, despreocupado de los aspectos estrictamente tácticos o defensivos. Tal vez sea ese espíritu el que motivó a los hinchas “ticos” a reclamar la presencia de Lionel Messi en el equipo que se les enfrentaba aquella vez. O bien podría deberse al simple hecho de haber sido un partido amistoso aquel de marzo que, sin puntos en juego, se transformó en un espectáculo dedicado a disfrutar al mejor jugador del mundo, sin importar la camiseta.
Lo pidieron ellos. Lo pedimos nosotros. Lo piden todos. Sin embargo, la única certeza es que Messi apareció y Argentina volvió a ganar.

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